Es el personal de La Colmena que ha sido contagiado por el T-Virus. Están muertos, su piel se deteriora y ofrece un aspecto putrefacto, pero conservan actividad cerebral que les permiten realizar torpes movimientos de desplazamiento. Sólo actúan por un instinto primario, el de alimentarse.
La única forma de acabar con ellos es dañando la parte superior de la espina dorsal o simplemente inutilizando el cerebro.

Son los perros con los que experimentaban en los laboratorios de La Colmena. Cuando sucede el escape del T-Virus, éstos resultan contagiados y adquieren síntomas parecidos al de los zombies. Sufren un deterioro en su piel, que se vuelve putrefacta, y aumenta su fuerza y fiereza.
Hay que ser muy rápidos para acabar con ellos. Un disparo certero en la cabeza parece ser la forma más efectiva de eliminarlos.

Son el resultado de experimentar con el T-Virus sobre células vivas. Este ser es un depredador por naturaleza y se caracteriza por tener partes del cuerpo sin piel, unas enormes y afiladas garras que le permiten escalar y una larga lengua capaz de perforar duras superficies.
Cuando se alimenta de un ser vivo, su ADN muta y se transforma en otro ser más grande y poderoso denominado Uber-Licker y que tiene un instinto de caza aun más desarrollado.